Y la diosa benevolente me recibió; con su mano
mi mano derecha cogiendo, con estas palabras a mi se dirigió:
Mancebo, de aurigas inmortales compañero,
que con sus caballos que te traen , a nuestra morada llegas,
¡salud!, que no una mala moira te envió a seguir
este camino (pues fuera del sendero de los humanos está),
sino Themis y Dike. Y así tendrás todo que averiguar,
tanto de la bien redonda verdad el corazón imperturbable
como de los mortales los pareceres en los que verdadera fidelidad no hay,
y aprenderás también esto: cómo lo múltiple pareciente
tenía que hacerse aceptable, penetrándolo todo por todas partes.
Extracto del Proemio de Parménides.
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